Glaucoma Congénito

GASCON GINEL/PATOLOGÍAS/Glaucoma Congénito

1 de cada 10.000 recién nacidos

Bilateral en 2/3 de los casos

Primordial el diagnóstico precoz para evitar secuelas

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Al hablar de glaucoma nos referimos a un grupo de enfermedades en las que se produce un daño progresivo del nervio óptico. Al avanzar la enfermedad, va disminuyendo el número de fibras que constituyen el nervio óptico y esto se traduce en una pérdida progresiva de campo visual, y en estados avanzados puede llegarse a la ceguera irreversible. Aunque el riesgo de glaucoma aumenta con la edad, existen formas de glaucoma que son exclusivas de la infancia. Es el caso del glaucoma congénito, que si bien es poco frecuente, puede provocar una pérdida visual severa e irreversible.
La presión intraocular es el resultado de la formación de humor acuoso a nivel del cuerpo ciliar y de su drenaje a través de la malla trabecular situada en el ángulo que se forma entre la córnea y el iris. En condiciones normales la presión intraocular oscilar entre unos 10 y unos 21 mmHg.En el glaucoma congénito existe un defecto de nacimiento en el ángulo iridocorneal, lo que conlleva un déficit en la reabsorción del humor acuoso y un aumento de la presión intraocular. Este aumento de presión de forma mantenida conducirá a un daño progresivo del nervió óptico.
Para diagnosticar el glaucoma es necesario realizar un examen ocular completo (exploración de segmento anterior, toma de presión intraocular y exploración del fondo de ojo). La edad a la que aparece esta patología obliga a que en muchas ocasiones sea necesario dormir al niño en quirófano para poder realizar todas estas pruebas.
En el glaucoma congénito resulta clave el diagnóstico precoz para evitar la pérdida de visión o si ya se ha iniciado el daño en el nervio óptico. Inicialmente, el tratamiento consiste en la aplicación de colirios hipotensores, pero con frecuencia es necesario recurrir a la cirugía en esta patología. Básicamente empleamos 2 técnicas en esta patología, la goniotomía y la trabeculectomía. Ambas técnicas buscan abrir el ángulo irodo-corneal y permitir la salida del humor acuoso de la cámara anterior. Si la córnea está transparente, podemos emplear ambos procedimientos. Si la córnea se encuentra opaca por el aumento de presión intraocular, realizaremos una trabeculectomía. En caso de que ambas técnicas fracasen, podemos valorar el implante de una válvula u otro dispositivo de drenaje. La goniotomía consiste en realizar una incisión de unos 180º sobre el ángulo iridocorneal. La cirugía es mínimamente invasiva y puede repetirse si es necesario. Para su realización sólo existe un requisito, que la córnea esté transparente, puesto que visualizamos el ángulo a través de ella. En la trabeculectomía tallamos una válvula en la parte periférica de la córnea para poner en comunicación la cámara anterior con el espacio subconjuntival. En esta cirugía accedemos a la cámara anterior a través de la conjuntiva, por lo que puede realizarse aunque la córnea no sea transparente.
El glaucoma congénito habitualmente se presenta en los 2-3 primeros años de vida. Los síntomas clásicos de esta enfermedad son epífora (lagrimeo), fotofobia (al niño le molesta la luz) y blefarospasmo (con frecuencia guiña o mantiene los ojos cerrados). Estos son los síntomas típicos al inicio de la enfermedad pero, conforme la enfermedad va avanzando se añaden otros síntomas como son la opacidad corneal (que puede llegar a necesitar un trasplante de córnea en algunos casos) y el aumento del tamaño del ojo afecto (que producirá un aumento del tamaño de la córnea y una miopización del mismo) debido al aumento crónico de la presión intraocular.¿Cómo se diagnostica? Para diagnosticar el glaucoma es necesario realizar un examen ocular completo (exploración de segmento anterior, toma de presión intraocular y exploración del fondo de ojo). La edad a la que aparece esta patología obliga a que en muchas ocasiones sea necesario dormir al niño en quirófano para poder realizar todas estas pruebas.