La dacriocistitis congénita es una obstrucción parcial o total de la vía lagrimal que afecta a los recién nacidos. Se trata de un cuadro que carece de peligro para la visión del niño y en la mayoría de ocasiones el problema se va a resolver de forma espontánea o con medidas conservadoras a lo largo del primer año de vida.
La vía lagrimal se permeabiliza por completo alrededor del octavo mes de gestación, pero en ocasiones este proceso no se completa y se produce una obstrucción de la vía lagrimal en cualquier punto de su trayecto. El lugar más frecuente de la obstrucción es en la desembocadura del saco lagrimal, concretamente en la válvula de Hassner. No existe relación con sexo ni con ninguna otra patología, ni existe predisposición genética.
Los síntomas suelen comenzar a partir de las dos semanas de vida. Los padres pueden percibir diferentes síntomas en el niño: - Lagrimeo persistente. - Secreción mucosa. - Conjuntivitis. - Inflamación de fosa lagrimal y/o párpados. - Eccema en párpados.
Puesto que en un gran porcentaje de casos el cuadro se resuelve al año de vida, inicialmente aplicamos medidas higiénicas, lavando los ojos con suero fisiológico para evitar infecciones.Si existe una conjuntivitis asociada, será necesario la utilización de colirios antibióticos.En todos los casos, recomendamos masajes sobre el saco lagrimal, puesto que la presión generada puede romper el obstáculo al paso de la lágrima.En aquellos casos, que llegados los 9-12 meses de edad, el problema persiste realizamos un sondaje de la vía lagrimal. Este sondaje se realiza en quirófano bajo sedación del niño y no precisa hospitalización posterior. El sondaje consiste en dilatar los puntos lagrimales e introducir una guía para romper la obstrucción. En algunos casos excepcionales pueden ser necesarios tratamientos quirúrgicos más complejos, pero como hemos dicho, son una excepción.